Desde las alturas


Te miro. Y a ti, y a ti, y a ti también.

Os observo desde las alturas.

Y desde aquí no podéis ganar. Nunca ganaréis, siempre moriréis.

Sólo sois personas, personas muy pequeñas.

Cuando os unís hacéis grandes cosas, pero no podréis con nosotras.

Porque cuando tú duermes, yo vigilo. A ti, sí, a ti.

Y me río de tus pesadillas, porque soy yo quien aparece.

No existe el más allá ni el más acá. Sólo existo yo.

La soberbia de las criaturas de la noche,

la soberbia de quien controla la ciudad desde las alturas.

Una serpiente que volaba y le cortaron la cabeza.

Yo soy más alto que su dios

y por eso construisteis una iglesia debajo de mí.

Y ahora sólo me queda vigilar la ciudad, de noche.

Cuando tú duermes, la piedra se convierte en ojos,

que te acechan, en la oscuridad,

que te miran mientras duermes.

Soy el crujir de una puerta en la noche,

la sombra que te dices que no has visto,

el reflejo que se mueve en el espejo.

Soy quien te destapa cuando hace frío,

la mano en el cuello que te sobresalta,

la mirada sin ojos que te dices que no ves.

Soy esa imagen que recuerdas cuando no duermes,

ese frío que envuelve tu espalda,

esa niña, esa mano bajo la cama.

Esa pesadilla que no puedes olvidar,

esa angustia que se repite,

ese sonido chirriante en su voz.

La presencia que no admites que sientes,

tu nombre, en la noche.

Y yo mientras, te miro,

y sólo tengo que esperar.

Poema originalmente publicado en L’as cagao Lorrie Moore.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s