El horno está caliente y el aire es muy frío.
Las hojas no se marchitan, murieron hace semanas bajo una alfombra de hielo.
Tu puerta de la calle es mi estancia más preciada.
Nadie vive bajo el calor del humo de la madrugada
Los que lo hacemos (que existimos
Aunque nos neguéis bajo una cortina de pestañas fruncidas y lluvias de plata),
Los que dormimos al raso y sin rasa cama, nosotros.
Nosotros no existimos.
Originalmente publicado en L’as cagao Lorrie Moore.