Los cazadores de sueños


Tengo preguntas que nadie contesta. Tengo palabras que se colman en mis pestañas cuando voy a dormir, como si fuera un cazador de sueños. Como si me consumieran. Cada noche las callo por no molestar, pero por la mañana se han quemado al no ser dichas.

¿Por qué, si soy feliz, a veces siento algo que agolpa mi pecho?

¿Por qué no vuelo?

¿Por qué no crecen ramas en mi interior y me reduzco a cenizas con la lluvia?

¿Por qué quiero llorar y tiemblo?

¿Por qué, cuando vinieron a por nosotros, no hizo nada nadie?

Así trabajan los cazadores de sueños. Se acercan a ti mientras duermes, mientras arañas las arañas y asesinos, cucarachas y hacedores de dolor te toman a oscuras. Ellos llegan y aprovechan que no te puedes defender para comerse tus palabras.

Los deseos no son más que cosas que no decimos y esperamos que sucedan. A veces hablamos de ellos, pero son los más ocultos los que dominan los sueños.

Pequeños, grises, apenas visibles. Dominan cada paso que das y te controlan si no sabes qué hacer. Toman tu miedo y se lo comen. Hay quien los llama depresión. Pero no son más que cazadores de sueños.

 

Reto Ray Bradbury Semana XIV

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