La novela de Elizabeth Kostova se convirtió en el pasado año en uno de los libros que más me costó leer aunque me gustó bastante. La culpa la tiene la protagonista, una chica con poco interés para mí, la verdad. Empezamos suave la reseña, ¿no te parece?

Admito que he sido un poco hater con este libro desde el primer momento. El motivo no es otro que la longitud del libro. No me suelen gustar mucho los libros de quinientas y pico páginas. Sin embargo en este caso se puede observar una gran diferencia entre la primera y la segunda parte del libro.
Pero os dejo con la sinopsis y ahora os cuento:
Alexandra Boyd, una joven estadounidense, viaja a Sofía con la esperanza de que una nueva vida en el extranjero apacigüe el dolor que siente por la pérdida de su hermano. Poco después de llegar a esta hermosa ciudad del este de Europa, Alexandra ayuda a una pareja de ancianos a subir a un taxi y se queda accidentalmente con una de sus bolsas. Dentro, hay una caja de madera con un nombre: Stoyan Lazarov. Se trata de una urna con cenizas humanas.
Alexandra emprenderá un viaje por Bulgaria a fin de localizar a la familia de Stoyan Lazarov, sin sospechar que para ello tendrá que desvelar los secretos de un músico de gran talento cuya vida se vio truncada por la represión política, y enfrentarse a peligros inesperados.
La nueva novela de Elizabeth Kostova indaga en los horrores de todo un siglo recorriendo la cultura y los paisajes de ese misterioso país que es Bulgaria. Llena de suspense y bellamente escrita, “Tierra de sombras” explora el poder de la narración, la fascinación del pasado, la esperanza y la búsqueda del sentido a la vida que pueden hallarse tras la pérdida de un ser querido.
Tierra de desigualdades
No pretendo hablar solo de la Bulgaria que es parte de la historia (porque lo es) sino de la novela. La primera parte es puramente narrada por Alexandra, que es un personaje sin gracia en la vida. No es que sea malo, es que no consigue tener interés en ningún momento. Para compensar, Bobby, el taxista espía que la ayuda tiene toda la carga de «acción» de la historia.
Pero todo esto que es un poco meh hasta un poco menos de la primera mitad del libro queda compensado en la segunda. Y es que, en cuando asoman las palabras de Stoyan Lazarov todo empieza a mejorar. No solo la historia comienza a tener un cariz mucho más activo, es que en general todo tiene más sentido así.
El mundo de Stoyan es un lugar terrible, marcado por la estancia en un campo de prisioneros soviético en que ve cosas horribles. La introducción en ese mundo desde los ojos de un hombre tan bueno y tan puro es casi imposible de describir. Pero la Kostova, que en la primera parte de la novela es para decirle «Chiquilla, deja de dramas a Alexandra por favor» se convierte en una escritora extraordinaria en la segunda parte.
Las palabras del violinista te atraviesan como una flecha: rápida y sin perder el tiempo. Él no es un escritor, pero sus cartas me han gustado más que muchas novelas.
Elizabeth Kostova, in person
No soy muy asidua de las presentaciones de libros ni de encuentros con escritores. Qué paradoja, ¿no te parece? Pero, sin embargo, lo disfruté mucho cuando me acerqué a Botica de Lectores de C/República Argentina el pasado noviembre para asistir a la presentación de este libro.
Hola,
He llegado hasta aquí buscando información sobre Elizabeth Kostova y me encuentro con este descubrimiento. Enhorabuena por el blog. Si quieres echar un vistazo al mío (también va de libros) eres bienvenida.
https://humildelector.wordpress.com/
Un saludo!
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Hola Daniel!! Muchas gracias! Tienes un blog muy chulo, la verdad. De hecho acabo de empezar a seguirte. Muchísimas gracias por tu comentario. La Kostova me parece una mujer muy especial, la verdad.
Un abrazo literario!! 🙂
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